Diapositivas dramáticas
Dramaturgia para armar mejores presentaciones
La primera vez que me mandaron a hacer una presentación en Power Point en un trabajo la hice tan, pero tan, mal que mi jefe después de revisarla lanzó la versión impresa sobre el escritorio. Aterrada, osé mirarlo a los ojos y vi su boca moviéndose len-ta-men-te para decirme con una molestia hirviente: “Todos los títulos bailan”.
Sí, bailaban. Con todo. Al pasar de una diapositiva a otra todos los títulos se movían de arriba para abajo -bailaban- porque en cada lámina los había colocado en una posición ligeramente distinta.
Hace un par de días en mi taller de dramaturgia me acordé de estas diapositivas bailarinas. Mientras revisábamos nuestros guiones, uno de los profesores resaltó más de una vez: todo lo que escribes en un guión tiene que estar ahí por algo. ¿Por qué? Por tu público. La audiencia al ver (y pagar) por una obra de teatro tiene la buena fe de pensar que todos los componentes de una escena están ahí para cumplir un propósito.
Pensemos en una pistola. Imagínate que estás viendo una obra de teatro en donde desde la primera escena en la mesa de la sala de la protagonista yace un arma de fuego. Durante la obra la sientes como una amenaza, como algo que está ahí por una razón, porque en algún momento algún personaje la va a agarrar y meterá terror…¿matará a alguien?
Imagínate ahora que en esta obra la pistola se queda por dos horas en la mesa pero nadie la usa. En este caso es un engaño para el espectador, una suerte de anzuelo engañoso para agarrar su atención…y luego decepcionarlo cruelmente.
La próxima vez que armes una presentación piensa en esta arma, piensa en por qué estás poniendo cada componente en tu diapositiva, piensa en tu audiencia. ¿Por qué resaltas algo en un gráfico con un color distinto?, ¿Por qué estás usando dos tipos de tamaño de fuente?, ¿por qué algo está en la derecha o en la izquierda?
Todo comunica algo en una presentación, al igual que en una obra de teatro: la presencia de algunos elementos, la ausencia de otros, e incluso los bailes de los títulos.